- Mi Vaquero! - dijo Bonnie
- Andy: Woody? Que hace ahí dentro?
- Bonnie: Hay una serpiente en mi bota.
- Woody: Hay una serpiente en mi bota.
- Andy: Ahora, Woody ... Él ha sido mi compañero
desde que tengo memoria ...
* *
En una decisión astuta de última hora, Woody escribe la dirección de Bonnie – una pequeña del barrio – en la caja con los juguetes de Andy. Andy asume que su madre escribió la nota, por lo que el adolescente universitario asiste a la casa de Bonnie a entregar sus juguetes. Uno por uno, Andy presenta cada juguete a Bonnie, dando a cada personaje su momento de fama. Pero Andy se da cuenta de que Woody está enterrado en el fondo de la caja. Bonnie llega a Woody, y en un momento que es destacablemente animado, Andy se arrepiente. Aquí Andy se ve en el precipicio entre la niñez y la edad adulta, donde tiene que decidir si va a ser capaz de dejar de lado su propia infancia para que otro niño pueda ser un poco más feliz. Andy opta por dar a Woody a Bonnie, y los dos juegan con los juguetes durante unos pocos minutos. Andy se despide de Bonnie. Ella, a cambio, le dice adiós con las manos de Woody. Al ver esto, Andy deja escapar un pequeño grito de asombro. “Gracias a todos”, le dice antes de irse. “Hasta la vista, socio”, responde Woody al mismo tiempo que la cámara se eleva por encima de la casa de Bonnie para revelar un grupo de nubes en forma exactamente igual que el papel tapiz de la habitación de Andy. Es un final sin defectos – que permite a Andy (y a la audiencia) despedir a un grupo de personajes que hemos aprendido a amar, a la vez que dar un paso hacia la madurez.
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